Había conseguido el texto poco tiempo antes que
una amiga cinéfila comentara que, entre los films que habrían de participar de
la Semana de Cine Italiano del 2024, estaba el de marras y para cuya
presentación había sido invitada nada menos que su directora. Mi cariño hacia
las letras del autor turinés y la posibilidad única de escuchar a la
realizadora, definió hace muchos meses este Pelibro. Solo hubo que esperar la
llegada de la edición en DVD.
Libro
Severino
y Ginia son dos hermanos que han decidido instalarse en Turín, abandonando la
campiña donde nacieron. Es verano de 1938 y el fascismo está en auge. Él
consigue un trabajo nocturno y ella, con dieciséis años, ingresa a un atelier
de costura; entre ambos, apenas consiguen pagar su alojamiento y poco más.
Severino albergaba la ilusión de cursar estudios en la universidad, pero la
necesidad de adaptarse al entorno urbano y la nostalgia de dejar su pueblo no
le ofrecen la atmósfera necesaria para concentrarse.
Ginia
suele pasear con Rosa, una amiga con quien comparte confidencias; entre ellas,
está la del inicio sexual. Algo tímida y retraída, se mantiene al margen del
bullicio juvenil, hasta que descubre en Amelia, una descarada y desvergonzada
joven algo mayor, un foco de luz en medio de tanta grisura. Con su estilo
bohemio y viviendo a su aire, Amelia cautivará a Ginia y la iniciará en las
fiestas nocturnas, el contacto con pintores de escaso talento y la empujará
hacia el tan ansiado debut sexual.
Pavese
ofrece una historia de crecimiento y
elige ese verano como símbolo del paso de la adolescencia a la adultez, donde
se abandona una vida ligera y despreocupada para asumir roles y sus deberes
consiguientes. El verano es la estación dominada por las pulsiones del
instinto, mientras que el otoño y el invierno se identifican con la vida
adulta, donde comienzan a perderse aquellas juveniles ilusiones. Así, Ginia se
ve envuelta en un cambio interior que no sabe cómo manejar, ni realmente qué
sentir. El ejercicio de la sexualidad no parece producirle el placer esperado y
duda acerca de su elección sexual. Amelia, más avezada en estos escarceos –aunque
enferma de sífilis-, confiesa su homosexualidad y su interés por Ginia.
El
breve texto está impregnado de antinomias: la campiña/libertad opuesta a la
ciudad/obligaciones. Incluso los luminosos días estivales confrontan con la
oscuridad y el intenso frío invernal, que albergan a la desesperanza. De estilo
directo y coloquial, la novela fluye lentamente, y si bien tanto los diálogos como
la elaboración psicológica de los personajes son acertados, el conjunto parece
algo acartonado y estereotipado. Claro, con todos los cambios suscitados en más
de medio siglo –la militancia del feminismo y el empoderamiento de las
mujeres-, hoy la obra parece vetusta y retrógrada. No sobrevivió al paso del
tiempo.
Párrafo
final para esta edición, a cargo de Manuel Carrera, quien brinda una semblanza
de la vida del autor y un escueto análisis de la obra en una Introducción, que
sugiero que se lea a posteriori, para no hacer spoiler de su contenido. Interesante como mirada de época.
Film
Laura Luchetti (Varias, 2023)
Para comenzar, tras
volver a ver el film, encuentro algunas diferencias importantes con el texto de
Pavese. Esta adaptación de Luchetti a la pantalla grande ofrece claroscuros
que, por momentos, llenan de poesía la trama, y en otros, la sumen en cierta
abulia.
La elección del Turín de 1938
donde si sitúan los hechos, con los discursos del Duce que ingresan por la
ventana y el ascenso de las camisas
pardas, es una recreación de época lograda. Para mejor, el cuarto de los
hermanos y la casa en general, evocan el inconsciente de los propios
conventillos locales, con lo que el espectador se siente identificado.
Asimismo, las escenas exteriores de costa, parques y plazas contribuyen a la
atmósfera de libertad juvenil que se intenta exhibir, en contraposición con el
clima opresivo de un país que pronto estará en guerra.
Pero la extensión de las escenas
de costura que, a la vez que exponen el delimitado rol de la mujer pretenden
ensalzar la creatividad de la protagonista, no terminan de convencer y se reiteran.
Además, la sensación de libertad que transmite la bohemia de pintores de la que
Ginia se deslumbra, da lugar a un tinte homosexual que en el texto original está
poco sugerido.
Son fortalezas del film la
magnífica fotografía e iluminación; la selección de la banda sonora –el tema Walzer fur Niemand, de Sophie Hunger, es
la cereza del postre-; las interpretaciones de Yle Vianello (Ginia) y Nicolas
Maupas (Severino) recogen acertadamente tanto las tribulaciones de una adolescente
que se convierte en mujer como la del campesino que se siente desarraigado en
medio de la ciudad, con dosis de nostalgia y melancolía.
Las debilidades rondan en la
falta de concreción de la historia, con un final abierto en el que se supone
una definición lésbica y todo se reduce a una historia más, cuando podría haber
dado lugar a mostrar matices de época mucho más sugerentes.
Párrafo aparte merece la belleza
de Amelia (Deva Cassel, hija de Vincent y Mónica Bellucci) que llena la pantalla
y colabora decisivamente a la ambigüedad sexual que atraviesa todo el film. En
suma, una buena película para ver en familia y disfrutar.
Testimonio del Pelibro 38